Paqui y Mª Angeles Maqueda |
JUAN RODRÍGUEZ TIRADO
No sabemos la fecha exacta de su nacimiento, debió ser en el año 1.864. Era natural de Carmona (Sevilla) y fue fusilado el 22 de Agosto de 1.936 en las tapias del cementerio de Santa Ana, (en su pueblo) en la aplicación del temido “bando de guerra”, por las tropas fascistas que tomaron este pueblo el mes anterior. Tenía 72 años y en el pueblo lo conocían como “el cubero” ya que se dedicaba a hacer cubas de madera. En su partida de defunción, (su muerte fue inscrita en el año 1.940, cuatro años después de su asesinato) figura la causa de su muerte en estos términos: “fallece a consecuencia de operaciones militares habidas en ésta ciudad”, triste eufemismo que el régimen de Franco utilizaba para enmascarar los crimines que bajo su mandato se llevaron a cabo.
Hoy sus biznietas estamos intentando recuperar el nombre y la dignidad del bisabuelo, del que conocemos pocos datos. Tenemos la suerte de que sobrevive un hijo de 88 años que todavía le llora, del que hemos recogido un testimonio muy valioso. Nuestro tío abuelo Juan (lleva el nombre de su padre) que vive actualmente en Barcelona, nos dice que lo fusilaron a su padre por ser de izquierda, un hombre de ideales republicanos, que solo quería que esta sociedad fuera más justa. Cuando entraron las tropas fascistas (el 22 de Julio), después de una resistencia heroica llevada a cabo por los hombres y mujeres de éste pueblo, fue detenido junto a cientos de personas, siendo recluido en “la casilla”, el nombre de la cárcel del pueblo donde estos hombres y mujeres se hacinaban días tras días esperando una muerte segura, una “saca” nocturna que los llevaría a distintos lugares, el cementerio o quizás una cuneta camino de un pueblo cercano, donde los fusilaban. Para vergüenza de éste país olvidadizo, sus cuerpos yacen todavía en estos lugares. También nos cuenta su hijo que le asesinaron porque sus hijos mayores (Enrique y Pascual) eran anarquistas y participaron en la defensa del pueblo; al entrar las tropas, sus hijos huyeron y fueron a buscarlo a él.
Después de su asesinato sus bienes fueron incautados según el Bando que con fecha de Noviembre el Excelentísimo General del Sur, Don Gonzalo Queipo de Llano, urdió para quedarse con los bienes de las personas que eran “ajusticiadas” por su condición de rojos. Sin más tribunal ni juez que las órdenes que éste criminal de guerra (conocido como el “carnicero de Sevilla”) dictaba a placer. La casa pasó a manos del estado y su mujer y sus dos hijos de 17 y 5 años de edad, fueron acogidos por familiares temporalmente. Los mayores (de 30 y 27 años) habían logrado huir para defender la República durante los tres años de Guerra Civil.
Juan nace en Carmona, el 14 de julio de 1.919. Es conocido por el mote de su padre “el cubero”. El 18 de Julio de 1.936, cuando las tropas del ejército rebelde sublevado contra la República toma la provincia de Sevilla, su padre es detenido, siendo fusilado en las tapias de cementerio de Carmona, el 22 de Agosto de ese año. Sus dos hermanos mayores, Enrique de 31 años y Pascual de 26, huyen con otros compañeros del pueblo con el objetivo de frenar el avance fascista en los pueblos de los alrededores de Carmona, pueblos que van cayendo inexorablemente, a pesar de la defensa de sus habitantes, uno por uno ante el ejército rebelde. Juan se queda solo con la mujer de su padre (su madre falleció y su padre se había vuelto a casar) y un hermano más pequeño, de 5 años de edad, Antonio. No conocemos la fecha exacta, pero después de estos hechos y por orden del General de la Segunda División Sur, Gonzalo Queipo de Llano, es incautada la vivienda donde residía la familia, quedando en la más absoluta miseria. Son acogidos por unos familiares que temporalmente se prestan a ello.
Después de estos dramáticos hechos, y con apenas 17 años, es obligado a alistarse en el ejército de Franco. La explicación dada era que al ser familia de rojos, seguro que en las filas de éste ejército se haría por fin un hombre y limpiaría el deshonor de ser familia de republicanos.
En plena Guerra Civil, Juan, a pesar de luchar en el ejército fascista, ansía pasarse a las filas republicanas, donde sus hermanos combaten y luchan por los aquellos ideales por los que fue asesinado su padre, un buen hombre de “izquierdas”, como lo define su hijo. Una noche, en plena batalla, lo consigue. Es escalofriante escuchar de su boca como lo hizo. Cuando la guerra termina, Juan es apresado y conducido a un campo de concentración en Jaén, en el pueblo de Higuera de Calatrava. Desde allí pasó a la prisión de Jaén, desde donde sale para conocer en Carmona el triste fin de sus hermanos, Enrique, encarcelado y Pascual, asesinado en La Carolina (Jaén), a manos de unos falangistas.
Tenemos la suerte de que Juan sobreviva hoy a esta dura historia. Hasta Barcelona, donde actualmente reside, se desplazó una Sobrina-nieta, que con la intención de reconstruir la historia familiar, le hizo una entrevista gravada en video, donde quedan recogidos los hechos citados. Es un buen hombre que continúa llorando a su padre y que nos ha pedido que hagamos lo posible para que le devolvamos la casa familiar antes de morirse. Su casa.
Hoy los descendientes de esta gran familia que fueron los Rodriguez (“los cuberos”) no solo queremos hacer lo posible para devolverle la casa, sino hacer lo imposible por devolver el orgullo y la dignidad a nuestros familiares, que no solo sufrieron humillación, sino que fueron luego olvidados durante 70 largos años.
Enrique Rodriguez Rodríguez tenía 31 años cuando participó en la defensa del su pueblo, Carmona, frente al avance de las tropas fascistas, que intentaban tomar Sevilla y su provincia. Nació el 20 de julio de 1.905 en Carmona y era conocido por el mote de su padre, “el cubero”. Hijo de Juan Rodriguez Tirado, su padre fue fusilado en Agosto del 36 en las tapias del cementerio de Carmona, en la aplicación del temido “bando de Guerra”, un mes después de que Enrique y su hermano Pascual huyeran de Carmona.
Era mi tío- abuelo y hoy sus biznietas queremos recuperar el nombre y la dignidad de este hombre, cuya vida fue trágicamente marcada por la Guerra Civil española.
Miliciano anarquista (en los documentos de su expediente jurídico-militar lo acusan también de comunista), cuando los fascistas entraron en su pueblo huyó junto con su hermano Pascual y otros de su pueblo a defender la República por Brenes, Cantillana, El Pedroso y Constantina. Poco después se unió a la Brigada 77 que marchó a la defensa de Madrid, con un tal “Savín” a la cabeza, compañero de andanzas de su pueblo. Allí participó en la batalla del Jarana. Formó parte también de la Brigada 50, que marchó a Guadalajara. Al final de la guerra vuelve a su pueblo con el compromiso de presentarse en el cuartel de la Guardia Civil para ser interrogado. No sabemos si esto pasa o no, los datos que tenemos son de su expediente, que consta en el Archivo Militar de Sevilla y estos datos dan saltos increíbles. Si sabemos, porque su hermano, que vive todavía y que tiene 88 años nos lo ha contado, que se dedicaba a amenazar de muerte al que él creía ser el instigador del asesinato de su padre y que éste personaje, lo denunció a las autoridades, que lo detienen poco después. A partir de éste momento su vida es un calvario de entradas y salidas de la cárcel de Sevilla, de juicios y condenas a destierro (no podía entrar en Carmona, algo que él incumplía continuamente) y de años de condena a trabajos forzados, en la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir, conocido como el Canal de los Presos, en la provincia de Sevilla. Allí estuvo años, soportando junto a sus compañeros condenados como él, duras condiciones de vida, humillado como persona, vejado por su condición de preso político.
Yo conocí a mi tío-abuelo Enrique, cuando era ya muy mayor. Se presentaba en la casa de mis padres para que éstos le dieran un plato caliente de comida, lo poco en que mis padres, con cinco hijos, le podían ayudar. Recuerdo que cuando venía a casa, me daba miedo. Yo era solo una niña y él era el hombre más triste y solo del mundo, amargado y huraño, apartado de las reglas sociales, inadaptado y solitario. Murió en el año 1.993, acogido en el Asilo de las Monjas de la Caridad, en su pueblo. Es para mi un orgullo haber compuesto su historia personal y lo único que lamento es que el silencio impuesto en éste país por la dictadura franquista primero y por la transición después me haya impedido hacerlo antes. Vaya para él amor y la admiración de su familia.
PASCUAL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
Pascual nació en Carmona (Sevilla), el día 28 de Marzo de 1.909. Conocido en el pueblo por el mote familiar “el cubero”, con 26 años participó en la defensa de este pueblo frente al avance de las tropas fascistas en el alzamiento militar del ejército comandado por el General Franco el 18 de julio de 1.936. En la toma del pueblo, el 22 de Julio, logra huir con su hermano Enrique y con otros compañeros, buscando refugio y defendiendo los pueblos de Brenes, Cantillana, Constantina, etc. Se inscribe en la Brigada 77 comandada por un tal “Savín”, de su mismo pueblo y marchan a Madrid. Allí participa en la defensa de la ciudad, en la batalla del Jarama y en Guadalajara, con la Brigada 50. Un mes después de su huida, su padre, Juan rodriguez Tirado, es fusilado en las tapias del cementerio de Carmona, a la edad de 72 años, en la aplicación del tristemente conocido “Bando de Guerra”.
No sabemos que fue lo que provocó que en el transcurso de la guerra se separase de su hermano Enrique, del que siempre estuvo muy unido. El expediente Jurídico-militar de Pascual, que consta en nuestro poder, describe que la noche del 22 de Agosto de 1.939 (ya acabada la Guerra Civil) fue sacado del S.I.P.M de La Carolina, donde estaba detenido para practicarle un interrogatorio .En el transcurso de éste, Pascual se escapa de sus guardianes y sale corriendo por las calles de la ciudad. Los falangistas le dan el alto, pero él continúa corriendo. Le disparan varias veces, hiriéndolo de muerte. Este expediente fue abierto para establecer responsabilidades por el hecho de su muerte, a manos de los falangistas que lo custodiaban. Años más tarde y en una falsa de juicio, eximen de toda responsabilidad a los responsables de su muerte. Esa era la justicia de Franco. La auptosia que se le practica al cadáver de nuestro familiar nos revela datos escalofriantes, entre ellos sus últimas palabras, cuando refugiado en un portal de una casa, herido de muerte y sabiéndose sin escapatoria, llama a gritos a su madre. Pero si algo positivo podemos sacar de éste expediente es que gracias a él conocemos como era nuestro tío-abuelo Pascual, ya que la auptosia lo describe como “…un sujeto con barba descuidada, moreno, enjuto de carnes, vistiendo pantalón negro, camisa caqui y alpargatas negras…”. La rabia y la pena se mezclan al leer las páginas de su auptosia. Pascual murió el mismo día que su padre. A este lo asesinaron al inicio de la contienda; a Pascual al final. Con dolor y con orgullo, hoy sus familiares intentamos escribir la historia personal de nuestro tío-abuelo Pascual, del que nunca supimos nada. La decisión de buscar en los archivos corresponde a un deseo de dignificar el nombre y la memoria de nuestro familiar, tristemente olvidado durante 70 años.