A mi hija Conchita.
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Concha Morón y Antonia en Ubrique |
Muñequita vestida con la risa
De mi carne y mi sangre en tu mirada,
Como frágil milagro de alborada,
Has venido a cantarnos tu sonrisa.
¿Qué genio del jardín y de la brisa
Me ha traído tu flor a la morada?...
Palomita de azul y blanco alada,
Como una esencia viva e imprecisa.
Eres rosa prendida en nuestra mente,
Que ha quedado grabada en nuestro pecho;
Te has hecho de agua pura tiernamente.
Y bordaste menuda en nuestro lecho
Una frágil corona incandescente,
Cuya flor ideal no se ha deshecho.
Alfonso Morón Bellerín. Abril de 1952.
Alfonso Morón dedicó este sentido poema a su hija Concha en el 52. Donde encierra los profundos sentimientos de un padre, por una hija que acaba de nacer. Por la felicidad de ver perpetuada en esencia su vida y aquellas vidas de los que fueron fusilados por el fascismo (su abuelo Alfonso y su tio José). Antes dediqué en el blog un recuerdo a su abuelo, y hoy, quiero dedicárselo a su tio, con un trozo de su biografia, que verá en breve la luz, de un trabajo largo, sentido y extenso, que su sobrina está dedicando a él.
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José Hernández Marín |
JOSÉ HERNÁNDEZ MARÍN (1909 – 1938)
Nació en Aljaraque (Huelva), en el seno de una familia socialmente bien considerada, donde había practicantes (su abuelo y su tío maternos) y jueces y maestros (en la familia paterna). Su padre era vigilante. Fue el mayor de los tres hijos que tuvieron Lázaro y Luisa, y el único varón. Sus dos hermanas menores eran María, tres años menor que él, y Anita, a quien llevaba 7 años. Estuvo casado con Mª Josefa Garrido Gómez de quien se separó muy pronto y no tuvo hijos.
Su padre murió cuando él contaba apenas 14 años y eso condicionó su formación, Mercantil y Contable, y su vida familiar pues, si bien su hermana mayor no vivía con ellos (había sido acogida en Sevilla unos años antes por una tía materna para hacerse cargo de su educación financiándole después la carrera de Magisterio), él tuvo que trasladarse a Sevilla dejando a su madre y su hermana pequeña en Aljaraque. Con esta última estableció una relación paterno filial que su hermana apreció siempre. Pocos años después ella se vino también a Sevilla –trabajó de telefonista en la Exposición Iberoamericana de 1929- y volvieron a verse con más frecuencia.
En consecuencia, con 15 años empieza a trabajar como empleado del Banco Internacional de Industria y Comercio de Sevilla gracias a la influencia de familiares cercanos que lo ayudaron. Allí ejerció de Oficial de Correspondencia y Contabilidad desde el 20 de septiembre de 1924 hasta el 30 de enero de 1928.
Con 19 años accede a la Empresa “Islas del Guadalquivir”, de Puebla del Río (Sevilla), donde trabaja como Auxiliar de Contabilidad varios años, desde febrero de 1928.
La proclamación de la Segunda República Española le produce gran satisfacción desde su opción política y su compromiso como militante de base de Unión Republicana. En 1932 se había afiliado al Partido Republicano Radical y después de la escisión encabezada por Diego Martínez Barrios, José Hernández optó por la nueva formación –Unión Republicana- que en 1934 se había opuesto a la alianza de Lerroux con la derecha representada por la C.E.D.A. para acceder al gobierno. José Hernández sería Interventor por Unión Republicana en las elecciones de febrero de 1936. Sus principios se cimentan en el seno de una familia de clase media, católica y monárquica, donde se acepta su discrepancia política con el mismo respeto que su agnosticismo declarado. Era inteligente, alegre y cariñoso, y su madre le tolera con gran sentido del humor las burlas hacia su beatería.
Su último trabajo, también como contable, se produce en “Comercial Pirelli”, desde el 1 de diciembre de 1933 hasta el día antes de su detención, el 10 de junio de 1937.
Su domicilio en Sevilla durante el tiempo que duró su matrimonio fue en la Avda. Menéndez y Pelayo, nº 18. Pero poco después de la toma de Sevilla por los fascistas, se separó de su mujer y estuvo hospedado en una pensión de la Calle Miguel del Cid, nº 18. Allí se alojaba cuando fue detenido y encarcelado el 11 de junio de 1937. Así se relata la detención en el proceso:
“...decidiendo huir antes de caer en manos de las Autoridades, ya que se consideraba descubierto, lo que efectuó, si bien antes dice, que para despistar al Gonzalo, le dijo que si estaba dispuesto a acompañarle a la cita, y como este aceptara lo citó a las diez de la noche en la fonda, a donde ya no volvió, marchando por distintas calles de la capital, muy particularmente en los barrios, y la noche ya encima, suplicó a una prima suya llamada Rafaela González le permitiera dormir en su casa, San Luis, 59, negándose ésta, por lo que entonces cogió un taxi y fue al Pabellón Árabe del sector sur de la Exposición, con el propósito de ir a casa de su amigo Don Fernando Ruiz, pero como la puerta estuviera cerrada y era las diez de la noche, no llamó, marchando hacia unos cardos en donde se agachó, y allí pasó la noche creyendo que todos los rumores eran los pasos de los policías, que luego marchó al barrio del Porvenir, donde desayunó, marchando luego a casa de su amigo Don Fernando, al que pidió veinticinco pesetas y pidiéndole también alojamiento, este se lo negó, por lo que se encaminó al Puente del Guadaira y alrededores hasta próximamente las diez y siete horas, que fue detenido de sorpresa por dos Guardias Civiles disfrazados de campesinos”
La desesperación que se desprende de este relato, el terror y el desamparo sufrido durante más de veinticuatro horas de huida pidiendo el auxilio que le fue negado por las personas a las que se dirigió, y, finalmente, su detención tan esperada y tan temida, llenan de dolor a su familia que al leer estas amargas palabras deciden dar a conocer su historia y la historia de esta Causa, de sus compañeros. El haber intuido su final le llevó a tener ideas de suicidio, como le confesó a su amigo Miguel Toscano quien lo explica así en su declaración:
“Que de la entrevista tenida con el D. Samuel el Hernández se enteró porque este se la contó y le dijo que dicho Sr. era policía y había caído en una celada y que por lo tanto convenía fuera a decírselo a su mujer para ver si podía ocultarse en alguna parte, lo que efectuó, habiendo visto luego que el Hernández no concurrió a la oficina por lo que supuso había huido ya que así se lo manifestó como igualmente añadió que se iba a suicidar”.
El procedimiento (4 de agosto de 1937) que se abrió contra él y siete personas más fue estremecedor. Concha ha trabajado en estos últimos años, para que esa CAUSA se conozca y para rendir homenaje a las ocho víctimas, que “INTENTARON DERROCAR A QUEIPO”: ¿Una ingenuidad? El resultado: JOSÉ HERNÁNDEZ MARÍN MURIO FUSILADO EN LA TAPIAS DEL CEMENTERIO DE SEVILLA y siete más.