EXHUMACIÓN DE REPRESALIADOS DEL GOLPE DE ESTADO EN CAZALLA DE LA SIERRA. SEVILLA.
Elena Vera Cruz
Carmen Romero Paredes
ARQ’uatro S.C.
Los trabajos arqueológicos desarrollados en el cementerio municipal de Cazalla de la Sierra se han realizados con la intención de exhumar los cuerpos enterrados en las fosas comunes, correspondientes a las personas asesinadas durante la represión que siguió al golpe de estado de 1936, a partir de la toma de Cazalla de la Sierra por parte de las tropas sublevadas el 12 de agosto. Para ello nos planteamos una serie de objetivos que han tenido como finalidad la localización de las fosas en el interior del cementerio municipal, la identificación de los cuerpos y la extracción individualizada de los mismos para dignificarlos, recuperar su memoria y darles un entierro digno.
La iniciativa parte de los familiares de Víctima Civiles perteneciente a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y Justicia de Andalucía, quienes financian a través de subvenciones del Ministerio de Presidencia los trabajos realizados, y contrataron a la empresa ARQ’uatro para que lleváramos a cabo la excavación de la fosa con métodos arqueológicos. A su vez, la asociación, firmó un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Cazalla de la Sierra aportando este los medios materiales y humanos que tenían en ese momento a su disposición. Las Universidad Pablo Olavide de Sevilla se sumó a los trabajos y mediante convenio firmado entre las cuatro partes ha prestado servicios de asesoramiento técnico y científico, y ha posibilitado que los alumnos que estuvieran interesados en este campo de la exhumación de fosas y la arqueología desarrollaran las prácticas externas durante los últimos meses de la intervención.
Gracias a la labor de diferentes investigadores, algunos de ellos locales, que están llevando a cabo la ardua labor de recopilación de datos, a través de la búsqueda en diferentes archivos y registros sabemos la procedencia y el número aproximado de personas que pueden encontrarse aquí enterradas: de Alanís, El Pedroso y Cazalla de la Sierra, barajándose un número aproximado de 300 personas.
La certeza de la existencia de fosas comunes con represaliados durante la Guerra Civil se atestigua por medio de la memoria viva de las personas de la localidad, ubicándose de forma genérica en la parte derecha del cementerio, junto a la tapia Este y delante del pozo de agua. Es por ello por lo que los trabajos de búsqueda de la fosa se iniciaron, en el mes de Julio, junto al muro oriental del cementerio, en el entorno de la Placa Conmemorativa dedicada a los desaparecidos en Cazalla.
Los trabajos comenzaron con la apertura de zanjas con medios mecánicos, pala retroexcavadora, dando como resultado la localización de tres fosas comunes dedicadas a enterramientos de beneficencia, todos ellos enterrados en cajas de madera y con una disposición ritual cristiana con varios niveles superpuestos de enterramientos con estas mismas características.
En ellas se llevaron a cabo trabajos de comprobación de la existencia o no de represaliados, teniendo que proceder a la excavación y exhumación de algunos cuerpos para cerciorarnos de que no eran las fosas que se buscaban. Como se verificó todos los cuerpos allí enterrados pertenecían a enterramientos de ritual católico, de muerte no violenta.
Una vez descartada la existencia de las fosas de represaliados junto a la tapia del cementerio, iniciamos la búsqueda en otros sectores donde algunos testimonios aseguraban que se localizaban, entrando a la derecha, siendo también infructuosos los resultados. Por tanto se continuó realizando zanjas perpendiculares a la línea de la tapia, en dirección al camino central del cementerio. Comenzamos desde la zona cercana al pozo y en ellas se documentaron algunos enterramientos que no presentaban evidencias de ataúdes por lo cual se amplio el área detectándose nuevos enterramientos, alternándose enterramientos en ataúd y enterramientos de represaliados que presentaban signos de violencia.
Los trabajos continuaron en dos direcciones:
· por un lado delimitación de la longitud y la anchura máxima de la fosa, obteniendo como resultado 22 m de largo por 5 m de ancho,
· por otro se procedió a la excavación con metodología arqueológica de los cuerpos allí enterrados.
Atendiendo a las dimensiones de la fosa y por cuestiones de metodología el área de excavación se restringió en 12 m de longitud en la parte Sur de la fosa, reservándose la parte Norte. El objetivo perseguido era analizar los diferentes niveles de superposición de los restos en este sector, pero las características de la fosa con un terreno de componente silíceo y calizo, rodeada de árboles, localizada en la zona más baja del cementerio que ha provocado el encharcamiento del área en época de lluvias, y las particularidades propias de la fosa, utilizada como lugar para enterramiento de represaliados y de enterramientos de beneficencia, nos llevó al replanteo de los trabajos con la ampliación y excavación total de la fosa.
Ya que se trata de una fosa que estaba abierta para ser utilizada como sepultura de beneficencia, los represores la utilizaron para enterrar a los fusilados iniciándose los depósitos desde el norte hacia la zona sur de la misma. En la mitad sur se registra una gran alternancia de enterramientos en ataúd con enterramientos de represaliados, puesto que se siguió utilizando como fosa de beneficencia, indicativo de amplitud temporal de uso; mientras que en la mitad norte la concentración de represaliados es mayor sin que se hayan constatado hasta el momento enterramientos en ataúd en esta zona.
En lo excavado se han identificado un total de 30 grupos o enterramientos superpuestos, alternados a su vez con 21 enterramientos de beneficencia. Se han individualizado 50 cuerpos de represaliados, de los cuales han sido extraídos 48, localizándose 13 cuerpos más pero debido a las inclemencias meteorológicas no ha sido posible su excavación y exhumación. La conservación de los restos es bastante mala, debido a la composición del terreno, la humedad y a la vegetación, con acciones mecánicas y químicas que han acelerado el proceso de descomposición de los huesos, hecho que hubiera provocado la descomposición total de los restos si la exhumación se hubiese dilatado más en el tiempo. Los cuerpos documentados en ataúd han sido excavados y extraídos y posteriormente depositados en la fosa aledaña.
Los restos de represaliados presentan evidencias de violencia que quedan reflejadas en la forma de deposición de los cuerpos en el interior de la fosa, en las fracturas perimorten y en los proyectiles alojados en diferentes partes del cuerpo.
Una singularidad que presentan los cuerpos exhumados es la posesión de objetos personales: mecheros, cartera, lápices, estilográfica, dedales, monedas, reloj, etc., así como evidencias de vestimentas como botones, hebillas, enganches, broches, cremalleras, zapatos, etc., esto nos hace pensar que un gran número de personas no fueron registradas entre su detención y momento de la muerte.